Loyola

Conoce la casa natal de San Ignacio

En la parte central del verde valle del Urola, se encuentra uno de los complejos monumentales más importantes de la Provincia. Aúna monumentos religiosos y civiles, por ser lugar de nacimiento del insigne San Ignacio de Loyola, y noble solar de la belicosa familia oñacina a la que pertenecía. La fuerte torre medieval, se ve rodeada, cual delicado relicario por la barroca basílica y Santuario de estilo Romano.

CASA NATAL DE SAN IGNACIO

En la casa torre, también conocida como Santa Casa, nació en 1491 San Ignacio, fundador de la Compañía de Jesús. Pasó su infancia en la misma, como benjamín de la noble familia de los Loyola. Joven soldado, cayó herido en la guerra, y fue trasladado a su casa natal en 1521. Durante su convalecencia, leyó libros piadosos, y decidió imitar a los santos. En ese momento, se da su conversión, la decisión de entregarse a Dios y servirle como buen cristiano. Todavía hoy, se conserva la alcoba donde tomó tal trascendental decisión, convertida en Capilla de la Conversión. El resto de la torre, guarda en su haber la estructura medieval, símbolo del poderío de los Loyola en la lejana Edad Media.

BASÍLICA

En el centro del Santuario, se encuentra la bellísima Basílica, cuya fundación se remonta a 1681, cuando la reina madre de España, doña Mariana de Austria mostró su voluntad de crear un Colegio y Basílica junto a la casa natal de San Ignacio. Para ello, insinuó a los marqueses de Oropesa, dueños a la sazón de la casa torre, que le donaran la propiedad, que fue transferida a la Compañía de Jesús.

Una vez tomaron posesión de los bienes de los Loyola, comenzó la búsqueda de un arquitecto acorde a la nueva obra. El elegido para diseñar la grandiosa obra, fue el romano Carlo Fontana (1638-1714), fiel discípulo de Bernini.

Un grupo de jesuitas se instaló en la casa natal en 1682 y en 1688, se comenzaron las obras de explanada y cimentación dirigidas por el maestro cantero Martín de Zaldua. La influencia italiana, destaca ante todo en la espectacular cúpula, realizada con piedra de las canteras de Izarraitz y finalizada en 1735 bajo la dirección de Ignacio de Ibero.

El pórtico, está inspirado en el estilo de los hermanos Churriguera, autores, entre otras obras, de la Plaza Mayor de Salamanca. Con su forma ovalada, rompe la rectitud de ambas fachadas. Está coronado por el escudo de armas de Felipe V, tallado en mármol de Carrara. Tras su finalización, el año 1738, quedó consagrada la Basílica.

El último gran elemento de la iglesia, es su magnífico retablo mayor, obra cumbre de Ignacio de Ibero. Fue construido en la década de 1750 destacando ante todo sus columnas salomónicas y los adornos de vivos mármoles y ágatas. La estatua del santo, fue colocada sobre el retablo en 1758. Realizada en plata y adornada de ágatas, fue donación de la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas, siendo tasada en 4.000 pesos. Tras la finalización del retablo, Ibero diseñó los retablos menores y los púlpitos dorados.

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Web del Santuario de Loyola

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